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Energía de vida - Provincia del Guavio, Cundinamarca, Colombia


Durante aproximadamente 4.200 años la humanidad ha empleado la fuerza del músculo propio o animal para las labores de trabajo. El ingenio humano hizo posible emplear la energía hidráulica de los antiguos molinos de río, un artilugio que facilitó la transformación de los granos en harinas almacenables y transportables. Molinos de viento capturaban los indomables deseos de Eolo el dios griego. La energía no se crea ni se destruye, lo dijo Lavoisier y lo demostró Einstein, sin embargo la mejor forma de interiorizar esta idea tal vez no sea la razón, esa fue la sensación que me causó un par de cascadas que pude contemplar al navegar sobre el curso del otrora cañon del rio Guavio, hoy la segunda hidroeléctrica de Colombia.

Percibir la energía es una experiencia tan cotidiana que no suele ser un evento extraordinario, sentir la calidez del sol o la frescura del agua de un arroyo, la bruma de una cascada. Recorrer la Provincia del Guavio me ayudó a entender esta idea enigmática de la energía. La energía en el Guavio no se crea ni se destruye solo flota en formas misteriosas, desciende de las montañas en forma de cascadas por doquier, surca la tierra y forma cañones de ensueño.

Abunda la energía de tal forma en esta región de Colombia que sus habitantes la transforman en deliciosas viandas, yotas, envueltos de tres puntas, tortas y arepas de guatila con café-panelero de mañana en Ubalá, arepas de maíz crudo en la tarde de Junín, arepas horneadas sobre piedra en cada casa, por que aquí, amasar el pan propio es una tradición, casi un deber. Es así como llegó a la conclusión que la mayor conductividad de energía en la región del Guavio no es eléctrica, sino humana, sus gentes en cada encuentro con el visitante irradian una sonrisa franca y amplia.

El Guavio está lleno de historias nos lo hizo sentir Alejandro de la oficina de turismo de Gachalá, el oro verde desató el mito del zar de las esmeraldas, Víctor Carranza, y fué aquí en las laderas de las montañas de Gachetá donde un humilde comerciante inició la leyenda del señor de las minas, un título nada gratuito y que habla de un pasado del que ya hay hastío. Un pasado que arrasaba la tierra para rapar de su entraña cristales verdes, un pasado que no dejó riqueza, un pasado que sirvió para aprender que ninguna bonanza extractiva es una bonanza duradera. Ahora es otro tiempo, ahora es el tiempo de tener un lugar donde los jóvenes del Guavio sientan que existen las opciones. Este sentimiento se vive en la finca de Doña Mary Herrera y su esposo, el Profe Roberto. Los Salvios ha sido el nombre elegido por Mary y Roberto para este proyecto de vida productiva sostenible. Este trozo de universo ha sido tierra fértil, no sólo para los árboles de balú, guatilas y salvios, sino por todo el testimonio de compromiso con la naturaleza dadora de vida. Mary y el profesor Roberto han dedicado mente y cuerpo a equilibrar la balanza de esta historia del hombre y la naturaleza. Han hecho un esfuerzo meritorio para lograr un manejo de su ganado consecuente con el entorno natural, las especies nativas de fauna como tinajos, armadillos y zorrillos entre otros han retornado a las puertas de la finca. A diferencia de otros tiempos los animales silvestres en Los Salvios no son recibidos con perdigones de escopeta, por el contrario cada uno tiene su porción de alimento procedente de la cosecha, nada más incomprensible para la lógica tradicional, que diría, ¿por qué invitar a la mesa al ladrón?, la respuesta de Doña Mary es sencilla y franca “... la naturaleza nos ha dado tanto, que es bueno retornarle parte de lo recibido”. Sí aplicamos esta filosofía a la energía eléctrica que ha proporcionado esta tierras desde 1992 la deuda sería alta, 1200 Megavatios dicen mucho del “voltaje” de esta región al nororiente de Bogotá a menos de 120 kilómetros, que aporta alrededor del 25% de la energía que genera el país.Muestra del poder generador de energía es el sector Sueva en Junín, allí cascadas por doquier hacen posible la provisión de energía para CEMEX.

Llegar al Guavio desde la capital de Colombia es un relato redundante de paisajes andinos donde contrastan ecosistemas abundantes de niebla, cascadas, bosques y peñascos, todo en trayecto lleno de aventura viajera.Hay que estar preparado para todas las estaciones, se pasa de una bruma sólida invernal a un sol radiante de primavera en un abrir y cerrar los ojos. Curvas de carreteras,unas tras otras en medio de montañas de infinita. Para culminar este relato y como la energía y la materia son interconvertibles, Gacheta como capital de provincia asume cierto aire de ajetreo de pequeña ciudad, incluso con un pequeño y recomendable restaurante suizo. En Gachetá la calle que conduce al cementerio llena de la algarabía del mercado de animales y abastos precede a un lugar metafórico, un pequeño cañón lajas de mármol, tumbas incrustadas en la roca y una vista panorámica del poblado y su entorno montañoso hacen del cementerio el lugar ideal para ver el ciclo de la vida como lo es, energía y materia que se deben una a otra. En un parafraseo el lugar parece sugerir “montaña eres y a la montaña regresaras”.

Los invito a sentir la energía del Guavio, infinita en paisajes y generosa desde sus gentes.

El trayecto en automóvil de ciudad desde Bogotá hasta Ubala es de aproximadamente 4 horas, a la fecha de este artículo (septiembre de 2015) presenta un paso alternado a la altura de Junín y está asfaltado en aproximadamente un 75%. Es recomendable para un viaje más eficiente y confortable un vehículo 4X4 o por lo menos de mayor altura en ruedas. El tiempo es variable y puede tener máximas de 22 C° en una mañana soleada y mínimas de 5 C° dependiendo de la altitud que varía entre los 2.100 y los 2.300 m.s.n.m.

Lugares atractivos:

  • Cerro mirador de Los Cristales en Ubalá

  • Finca agrosostenible Los Salvios en Ubalá

  • Mina de esmeraldas de Las Palomas en Gachalá

  • Caminata de La Laguna Verde al Puerto de Rumichaca.

  • Embalse del Guavio

  • Muro de contención del embalse del Guavio y túneles adyacentes

  • Cascadas de Sueva


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